Cuando llega la
navidad todo el mundo es bueno, todo lo que nos rodea es fabuloso, y parece
como si a todos nos envolviera un halo mágico de luz y color cargado de
pensamientos positivos. Hoy 24 de Diciembre es otro día de reencuentros
afectivos, de lazos amistosos y familiares de muchas personas que olvidamos y
nos olvidan todo el año, para a posteriori volvernos a enganchar con una sutil
y sibilina felicitación por mensaje de texto, postal, o bien por medio del tan famoso,
curioso e introvertido WhatsApp que parece que ha venido para quedarse toda la
eternidad.
La navidad es sinónimo
de consumismo, derroche, desfase, comilonas y como no de regalos en muchas
ocasiones inútiles. He de reconocer que para mí, como quizás a muchos de
vosotros también os ocurre, la navidad ha perdido peso, emoción y ese
sentimiento de felicidad desbordada. A medida que aquellos niños que éramos
vamos creciendo, nos vamos haciendo mayores y sumando años a nuestras espaldas,
y todo esto de la navidad nos va incomodando y resultando de uso casi obligatorio.
Ese sentimiento de niños inocentes, ingenuos, impacientes y sinceros se nos
muere con los años y solo se puede recuperar en parte cuando vuelves a ver
algún chiquillo bien sea hijo, hermanito o sobrino correteando por la casa con
ese brillo en la mirada, que tenemos cuando nos queda todavía todo un mundo por
descubrir.
Sin más dilación
aprovecho este día de nochebuena para presentaros a uno de los personajes más
terribles y demoniacos de la navidad,
“El Krampus”, esta criatura que se reparte los niños con Papa Noel desde los
principios de los tiempos en la vieja Europa mágica.
La historia del
Krampus nace del folclore de los países alpinos y su historia tiene registros
desde tiempos inmemoriales de antes de Jesucristo. Este demonio que surge bajo
la sombra de Papa Noel “Santa Claus”, es el encargado de capturar a los niños
que han sido malos durante todo el año, para transpórtalos en su cesta a lo más
profundo de los infiernos.
El Krampus data su origen
en los países del norte-centro de Europa, y resurge desde las entrañas de la
tierra año tras año, siendo sus días de más actividad las tardes-noches del 5 y
6 de Diciembre. Al igual que todos los demonios, la onomástica de esta criatura
de origen alemán le asigna varios nombres, Knecht, Ruprecht, Klaubauf,
Pelzebock, Schmutzli, y el más común de todos ellos lo definen como el Krampus,
“La garra”.
Profundizando en el
origen de este ser tan misterioso y enigmático, podemos citar su enaltecimiento
en las fiestas paganas de la Alemania del Siglo XIX, y de ahí la expansión por toda Europa de la
leyenda del mismo. La religión católica reprobó e intento censurar la creencia
y adoración de este demonio de origen pagano, aunque sus esfuerzos fueron en
vano, pues hoy en día la veneración a esta criatura se sigue representando por
medio de fiestas de disfraces en muchas regiones de la Europa profunda.
Cuenta la leyenda que
en las casas en las que habitan niños, esté demonio emerge tras un acogedor
tintineo de campanas, y que a medida que avanza por los pasillos de las casas, este
celestial sonido se va volviendo más difuso y sobrecogedor, debido al chirrido que
producen las largas cadenas que cuelgan desde su mano izquierda hasta el suelo.
El Krampus se presenta
como una extraña criatura mitad hombre, mitad carnero. Su rostro siniestro se
representa con dos largos cuernos, dos grandes ojos perversos y una larga
lengua de color rojo fuego. Su esbelto cuerpo de más de 2 metros de altura,
está totalmente cubierto por un compacto pelaje negro, y sobre sus hombros
porta una cesta de mimbre, que usa para transportar a los niños hasta un lugar
más allá de la vida y de la muerte.
Hoy en día la leyenda
y el misterio entorno al “Krampus” está en pleno apogeo, y lejos de apagarse o
desvirtuarse está cobrando más notoriedad, con el valor que eso tiene en este
mundo moderno que parece dar la espalda a las tradiciones más antiguas. La
fiesta europea más importante de
exaltación y recuerdo a este extraño personaje, se sigue celebrando en Austria
durante el día de San Nicolás año tras año, llamándose cotidianamente “La noche
de Krampusnacht”, y es en ella donde una gran cantidad de ciudadanos se
engalanan con pesados ropajes, antorchas en ristre en una mano, y fustas
compuestas por ramilletes de ramas secas en la otra mano, siendo estas las encargadas de
asustar y fustigar a ingenuos niños, en la conocida como “Carrera del Krampus”.
En 2015 el director Michael Dougherty es el encargado de
trasladar la leyenda a la gran pantalla bajo el título de “Krampus:
Maldita Navidad”. La película trata sobre una familia de clase media que tiene una fuerte
discusión, tras ella y desilusionado, el padre de familia decide ignorar y no
celebrar las fiestas navideñas. Este suceso de incumplimiento de tradición desata
la ira del Krampus, que asalta la casa de esta familia para convertirla en la
peor de sus pesadillas.
Pues nada amigos, espero que esta leyenda haya
sido de su interés y hayan pasado un rato agradable, pero cuidado!!! Pórtense
bien estas navidades porque si no tal vez el Krampus, acuda a visitarles…
Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo, besos y
abrazos desde el otro lado!!!
Pronto nuevas
historias en “Vida y Muerte”, estaros atentos!!!
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